sábado, 30 de abril de 2016

18:58

Y si nos unimos otra vez para levantar nuestro sentir en tres minutos de reflexión, encendiendo una vela en memoria de aquellos que no están con nosotros. 
16A, 18:58

El impacto de los números pares I

Hay mucha tierra qué trabajar en Manabí.
Foto: Vía Manta - Portoviejo.

En una publicación pasada lancé la coincidencia de la fecha del terremoto:


Delimitación general del acontecimiento: 


El sábado (día 106), 16 de abril (4) del 2016; a las 18:58; Un terremoto de 7.8 en la escala de Ritcher, que duró 58 segundos, ha cobrado la vida de 646 muertos (hasta la fecha), afectando, a nivel catastrófico, a 6 cantones de la provincia de Manabí: Pedernales, San Vicente, Jama, Bahía de Caráquez, Manta y Portoviejo. A nivel nacional se declararon en emergencia 6 provincias del Ecuador. 

En el próximo capítulo se recogerán opiniones para conocer cuál es el efecto que este tipo de coincidencias generan en la sociedad. 

Mientras tanto, haznos saber tu opinión en los comentarios.

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¿Coincidencia o destino? 





viernes, 29 de abril de 2016

No tienes plata para donar, dona tus capacidades

"En estos tiempos de crisis hay que encontrarle utilidad a lo inutilizable". Anónimo. 
Edificio Mutualista Pichincha

Si eres manaba y afortunadamente tu casa y tu familia están bien, toma un currículum básico para presentarte como voluntario en todos los centros de acopio estatales e independientes, o crea uno. 

La sociedad está experimentando la transición más importante de su vida. Y los que estamos a salvo, fuimos llamados a vivir en solidaridad. Enfocados a resanar las grietas que quedaron, en el ámbito que uno pueda. Empezando desde casa, reorganizando la vida y poniendo prioridades.

Difícil que se nos olvide. Es muy probable que nuestros niños después de 15 años ignoren lo que sucedió en el 16A. Así como los que tenemos 30, en el terremoto del 98. Yo tenía 12 años y terminé creyendo que desde ese día, no ocurriría jamás, sólo en pesadillas. Mente frágil.

Asimilemos que vivimos en zona sísmica y que ese sea el punto de partida para proponer acciones en este estado de emergencia social y crear ciudadanía. Por consiguiente, me uno a las voces progresistas para:  
  • Enseñar a crear estrategias de supervivencia. 
  • Aprender a construir soluciones en tiempos de crisis. 
  • Fortalecer la mentalidad de nuestros niños y jóvenes, para que adquieran el compromiso de vivir alertas y preparados ante un evento de este nivel para que no caigan en la trampa de la distracción.
  • Implementar alternativas de subsistencia para ahorrar dinero y emprender a futuro. 
  • Destinar inversión para que los emprendedores cristalicen sus proyectos, con un monto desde 5000 dólares. 
  • Hacer una revisión de los últimos proyectos de tesis universitarios para cristalizarlos en la vida real, reestructurando periodos y que se apliquen en la sociedad de los territorios afectados.
((In memoriam de los que quedaron sepultados en el Centro de Portoviejo))

En construcciones. 
  • Fortalecer cimientos de las edificaciones que quedan y empezar a construir bases poderosas para el Nuevo Portoviejo. 
  • Establecer normas estrictas de construcción. 
  • Garantizar seguridad. 
Haz lo que tengas que hacer. No perjudiques a tu prójimo. Si tienes más ideas para levantar a Manabí, comenta y comparte para unirnos y sanar nuestra tierra. 

El Reto: Hacer feliz a la Pacha Mama

Cielo de Portoviejo, sábado 26 de marzo del 2016. Tres semanas antes
del terremoto de 7.8 en la escala de Ritcher.
Sólo con decir 16A, como vhs en retroceso, se repite la escena más terrorífica de la historia en la costa norte de Ecuador. Los días han pasado y ya vamos 13, pero la melancolía y la angustia andan como sombras deambulando por el ambiente, rozándonos con recuerdos; eso nos debilita en ocasiones, porque tenemos temor del poder de la Pacha Mama.

En la Constitución, (Art. 71 - 74, 2008) (que ahora no les sirve de mucho a las autoridades), se crea la figura de la Naturaleza con derecho a ser respetada integralmente por los ciudadanos ecuatorianos.


Empecemos por ahí, cuidándola, siendo más justos con ella. 





"El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos garantizados en la Constitución". 
Constitución, 2008.

ESTADO DE EMERGENCIA

Palpamos la intensidad del planeta Tierra. La naturaleza nos está hablando. 

Los noticieros informan que las cosas están volviendo a la normalidad. El comercio se reactiva, se normalizan los canales de servicios básicos, las clases están a punto de empezar pero aún hay gente que no duerme en sus casas porque las van a demoler. 

Ya anunciaron que las clases empezarían en la UTM y se presiente que en la ULEAM también. ¿Estudiantes distraídos pasando 6 horas dentro de un edificio? 

Las instituciones que quieran empezar, deberían presentar un informe completo de la estructura donde los universitarios recibirán sus clases generando seguridad y confianza. 

Y si es que se empieza, arrancar realizando trabajos de campo para poder seguir apoyando a la gente que lo necesita. Aprovechar estos momentos de crisis para curar a la sociedad.

Esto lo argumenta mucha gente -aprovechar los momentos de crisis- hay seminarios, congresos, conversatorios, reuniones y demás que se dedican a tratar el tema, por todos lados. Es hora de ponerlo en práctica. 

Esta es nuestra oportunidad de tomar las riendas del destino, construir una sociedad más justa, gozar de nuestros derechos constitucionales y cumplir con nuestras obligaciones como ecuatoriano y ciudadano del mundo. 




jueves, 28 de abril de 2016

FOTOGALERÍA: Una ciudad reducida a escombros

Portoviejo.
Esta es una foto galería que se realizó el día domingo, 17 de abril del 2016 en las calles de Portoviejo. Imprudentemente caminamos casi los 12 kilómetros de la zona cero, confirmando la tragedia en un recorrido triste y deszolador por las zonas afectadas. Uno se tropezaba con los escombros regados por todos lados. 

Toda la gente de Portoviejo se concentró en el Centro. Caminaban confundidos, desorientados, desconcertados, con los ojos hinchados de llorar. 

Edificio Salazar, vía Santa Ana.
Puente Puerto Real.

Edificio El Gato, Pedro Gual y Morales.
Clínica Yanqui, calle Rocafuerte y Eloy Alfaro


Edificio de la farmacia Imperial, avenida Guayaquil y Rocafuerte
Esquina de la 10 de agosto y Rocafuerte.
El Malecho, Rocafuerte entre Pedro Gual y 9 de Octubre.

Esquina de la Alajuela y Chile.


Avenida Manabí y Alajuela

Comerciante vendiendo en medio de los escombros. Calle Alajuela entre
avenida Manabí y García Moreno.

Concesionaria Chevrolet, puente Velasco Ibarra.
Puente Velasco Ibarra. 

Tres minutos antes

Portoviejo.
Antes de llegar, tuvimos que pasar por la zona de desastre. No podía creerlo. La mayoría de edificaciones de la urbe ya no existían, habían colapsado. La gente entre curiosa y asustada, caminaban absortos ante la desolación. Se hablaba de gente atrapada en los escombros, se rumoraba que la represa Poza Honda se venía con todo y que habría otro terremoto. La gente especuló mucho.
Antes y después del terremoto.


Afuera, en las provincias hermanas, nuestros amigos ya sabían de la magnitud y desesperados trataban de comunicarse pero era imposible. Las redes estaban averiadas, no hubo luz dos días por mi sector y otros, hasta ahora no tienen.


 ¿Dónde te cogió?
Estaba sola en casa. Después de bañarme y merendar, preparé un espacio para empezar a trabajar en un proyecto. Prendí la televisión. Me senté en el sofá. Coloqué sobre el teclado de la computadora mis manos para empezar a escribir y de pronto sentí un movimiento, me senté de un salto. Esperé unos segundos con la mirada en el techo. La casa sonó "crack", fue en ese momento que me levanté presurosa y caminé hacia la puerta del patio. Al salir me quedé parada preguntándome qué sucedía, el cielo estaba de color anaranjado oscuro, anochecía.

La tierra no cesó y cada vez se hacía más fuerte. Los gritos de todo Portoviejo se hicieron uno solo, el terremoto se hizo sentir. La luz se fue, empeorando el sufrimiento. A mi alrededor escuchaba que las cosas se caían, se escucharon estruendos espantosos. Afuera, los vecinos llamaban a sus hijos en una lucha casi imposible por mantenerse en pie. La tierra no dio tregua. Seguramente, sino me sostenía de un gran tacho azul que sirve para almacenar agua, me hubiese caído por el remezón.

Cuando paró, solo escuchaba llantos y lamentos. Yo estaba bien aunque desorientada, no sabía si quedarme ahí o entrar a la casa. Se me quisieron salir las lágrimas pero me las amarré. Con prisa entré, me cambié de ropa, tomé una mochila y metí lo que creía me serviría. No encontraba las llaves. El corazón me latía tan fuerte que mis manos temblaban del miedo. Ya todo estaba en tinieblas. Con la luz del celular me guié un poco y bajé enseguida con mi familia. Allá estaban todos asustados, aterrorizados.

Mi ciudad en escombros
Mi familia por parte de padre y madre, amigos cercanos y conocidos, estaban bien, pero había otra gente que lo había perdido todo.  Empezaron a llegar los rumores de que en el Centro había cualquier cantidad de muertos. Nos quedamos incomunicados. No se sabía a ciencia cierta qué había ocurrido. Esa noche nadie "pegó el ojo". El terror volvió como a las 02:30 de la mañana con una réplica fuerte que nos levantó de golpe. Las dos únicas velas estaban a punto de terminarse. Hasta que amaneció.

Comerciantes del sector popular de Portoviejo de la
García Moreno entre Quito y Alajuela. Allí se concentra
la sazón de mi tierra.  
Con mi ñaño, luego de analizar lo que se venía después del terremoto, caminábamos hacia el mercado para poder abastecernos de alimentos, no había otra alternativa (45 minutos de caminata).

Compramos 10 dólares en cosas básicas: Arroz, azúcar, cebolla, tomate, pimiento, papas, maní, queso y verde. Los comerciantes sí se habían ubicado en los sectores de la Chile y Quito, García Moreno y Quito, y la Alajuela, a vender sus productos, pese a que parte de su estructura y algunas edificaciones cercanas estaban colapsadas.

Cifras
Según un comunicado, vía página web y redes sociales, la Dirección General de Servicios Públicos del GAD Portoviejo, contabilizó los inmuebles afectados por el terremoto de 7.8 que azotó Manabí y Esmeraldas:.
  • 94 edifcaciones colapsadas.
  • 215 edificaciones con riesgo de colapso.
De la misma manera, anunció el restablecimiento de los servicios de agua y recolección de basura, entre otros, a días del fenómeno natural.
Tomado del fanpage de la municipalidad.
Tomado del fanpage de la municipalidad.
Tomado del fanpage de la municipalidad.






Una previa del 16A

Soy una ciudadana portovejense que está viviendo de cerca los acontecimientos que se experimentan desde el sábado, 16 de abril del 2016. Cincuenta y ocho segundos duró el terremoto de 7.8 en la escala de Ritcher, que nos tomó por sorpresa a las 18:58.

Altar a las víctimas del terremoto 16A ubicado en el terreno de lo
que fue el edificio de la farmacia Imperial en la avenida Guayaquil
y Rocafuerte.
Han pasado 12 días y aún mi mente no procesa lo ocurrido; todavía se vive con miedo, mirando los cables de luz, durmiendo en los patios, en las salas, en los albergues, recibiendo ayuda de los hermanos del mundo.

Sobrellevando una crisis económica que nos tiene fregados, en un ambiente nacional de discusiones entre el oficialismo y la oposición por ver quién tiene la razón. Por todo lado se observa caos, confusión e incertidumbre. Hay algunos que se paran en las palestras de la comunicación con el fin de dejar registrado el hecho y otros para generar opinión pública, y otros, bueno, esos otros se toman selfies cerca de un edificio en ruinas. Cada quien hace lo suyo.

Estamos en emergencia, el sistema social colapsó. El terremoto removió los cimientos de nuestro espíritu y lo redujo a escombros.

La catástrofe
Hasta ahora la cifra oficial arroja los siguientes resultados: 659 fallecidos, 40 desaparecidos, 27.732 heridos, 29.067 damnificados, 6.998 edificaciones destruidas y 113 sobrevivientes.

Las réplicas continúan. A la fecha se han registrado 900 de menor magnitud, de esas, seis sobrepasaron la escala 6.

 
Velas encendidas el sábado 23 de abril para conmemorar una semana de la tragedia.